Aran Dramatica candidata a Premios Max 2014 por Anomia.
- Mejor autoría teatral.
- Mejor empresa o producción privada de artes escénicas.
“En
Anomia,
comedia de intrigas políticas tan sustanciosa, por su
contenido…Eugenio Amaya, director de origen chileno que debuta como
autor, habla sin eufemismos del nepotismo, contado desde el punto de
vista de quien lo ejerce; de la corrupción y de la financiación
irregular de los partidos… Brillantes, el trazado de la peripecia y
los giros que Amaya imprime a la acción, y las interpretaciones de
María Luisa Borruel y de Quino Díez. Conmovedor, el Arturo de
Cándido Gómez.”
“Lo
que nos relata Anomia,
escrita y dirigida por
Eugenio Amaya, es pasto habitual de las páginas políticas
(confundidas y fundidas ya con las de sucesos) de los diarios: una
cala en la corrupción, que es, como dice uno de los personajes, “el
fluido necesario para que todo progrese”. Un microcosmos municipal
y espeso le sirve a Amaya para dibujar del natural, con pelos,
señales, cierta dosis de higiénico cinismo y pulso sobresaliente,
la red de complicidades, chantajes, intereses, financiaciones
ocultas, ambiciones, amaños y cuentas pendientes que parecen
vertebrar secretamente –o no tanto- determinadas actuaciones
públicas… Aleccionador texto y estupendas interpretaciones de un
buen reparto que encabeza María Luisa Borruel.”
Juan
Ignacio García Garzón,
ABC
“Eugenio
Amaya ha escrito una tragicomedia actualísima… Es tal la fuerza del
texto, el verismo de la situación y la autenticidad de los diálogos
que sólo necesita un puñado de buenos actores. Y a fe que los
tiene… Pocas veces hemos estado tan seguros en recomendar una pieza
teatral: por sus méritos artísticos, ciertamente, pero sobre todo
por su aportación ciudadana.”
“…entramado
de conversaciones en el subsuelo de la política…desarrollado con
minuciosidad de cirujano, con la maestría de un buen policíaco…En
manos de María Luisa Borruel, la frialdad de su Carmen adquiere
connotaciones de gran personaje clásico. Pablo Bigeriego, Quino
Díez, Cándido Gómez y Elías González componen con precisión sus
criaturas, funcionan como un mecanismo de relojería cuya humanidad
está al servicio de la corrupción con la naturalidad del que está
sediento y bebe… El final es redondo. Impacta. Nos deja aplaudiendo
con dificultad…Toda la función consolida una lograda atmósfera de
suspense con dosificada tensión dramática y un climax intimista que
hace más inquietante todo lo que ocurre, hasta llegar a un final
rotundo... sin palabras, entre escalofriantes sonrisas.”
“Anomia
es una hora y media en la que nunca decrece el interés y nos deja
fascinados. Era un miércoles y la sala estaba llena. El silencio del
público, salpicados de sonrisas y risas en alguna ocasión por la
ironía de la situación, refrendaba el interés y el buen hacer de
un equipo de actores. Los fervorosos aplausos confirmaron esta
sospecha.”
“En
la interpretación, el elenco destaca por su magnífica prestancia.
Todos logran de sus papeles un excelso y plausible trabajo. María
Luisa Borruel (Carmen) insuperable, seductora, magnética borda su
historia corrupta con contenida intensidad dramática, entre la
ambición política y la vulnerabilidad familiar. Pablo Bigeriego
(Ignacio), compone con gran solvencia escénica su personaje
autoritario, frío, agrio, hábil e interesado del político miembro
del aparato encargado de la negociación. Cándido Gómez (Arturo)
brinda su buen oficio a un personaje débil –el marido de Carmen-
que dice concienzudas verdades, pero termina descolocado y manipulado
en medio del delirante ritmo de los acontecimientos. Quino Díez
(Nicolás), genial en su papel de alcalde, una marioneta del aparato
político que se ha dejado corromper, aunque en soledad se rebela
cuando se da cuenta que ha perdido el sentido de su existencia. Y
Elías González (Matías), pletórico de facultades dramáticas
encarna a un sinuoso joven político con ideales, pero que también
intenta trepar en medio de una tormenta de dudas.”
Fotos: Mai Saki
“El Centro Dramático Nacional y la compañía extremeña Aran Dramática han conseguido plasmar de forma directa, contundente y al mismo tiempo elegante los oscuros vertederos por los que se escurre la presunta democracia que pretende gobernarnos...El retrato de la situación es perfecto, algo muy sabido, algo muy repetido, por desgracia. El acierto del autor y director es haber conseguido que un tema tan manido interese cada vez más al espectador, lo implique racional y emocionalmente. Conviene destacar la precisión del lenguaje y la acertada distribución de los silencios. Todos los actores viven intensamente su papel y lo trabajan con un gran sentido de equipo.”
"Anomia es teatro del de siempre, pero buen teatro... la presenta el Centro Dramático Nacional y Aran Dramática, grupo señero y de prestigio...crudo retrato de la corrupción política... Todo lo que ocurre en escena podría ser real..tiene su espacio, su interés, su tremenda contemporaneidad."
María José Ragué-Arias - El Mundo - Edición de Cataluña
" Anomia nos aporta un punto de vista nuevo: el que los medios de comunicación no pueden (o no quieren) contarnos. Es decir, la historia que los ciudadanos no vemos. Eugenio Amaya, autor y director de la obra (coproducida por Arán Dramática y el Centro Dramático Nacional), nos coloca tras el agujero de una cerradura a través del cual asistimos a una auténtica conjura entre la cúpula de un partido político municipal para tapar un caso de corrupción antes de que comience la campaña electoral. Obra realista, cruda y desesperante...el texto y la buena labor de los actores nos hacen pensar que estamos viendo a los políticos corruptos, no ya a los intérpretes."
"Anomia trata con notable pericia la corrupción política de nuestro país y el dominio de la partitocracia por encima de cualquier interés...Se ha descubierto un grave caso de corrupción en el equipo municipal que lleva gobernando los últimos años, en el que el principal encausado es la responsable de urbanismo, Carmen, perfectamente interpretada por María Luisa Borruel...No hace falta decir que la obra es tan realista, tan verosímil que uno se puede imaginar que los actores que están en el escenario son los mismos políticos representados que han tenido la gentileza de explicar cómo se hacen las cosas por el bien del país."
" Anomia es el estado en que se encuentra sumergida actualmente nuestra sociedad, así como los personajes de esta obra, a la vez increíblemente rocambolesca y puñeteramente realista. La acción transcurre enteramente en el sótano de un edificio y no tiene más escenografía que un escritorio y cuatro sillas. Así, todo el interés de la pieza recae en el va y viene de los personajes que transitan este espacio: una tropa de políticos corruptos que luchan y se chantajean unos a otros para mantener su posición privilegiada y seguir robando a los ciudadanos. lo que más destaca en anomia es un texto absolutamente perturbador que remueve el fondo empantanado de nuestra sociedad hasta hacer evidente que las aguas que lo rodean, aparentemente claras, se vuelven muy negras cuando la podredumbre de la base aflora."
"El autor y director, Eugenio Amaya, sube al escenario lo que el ciudadano percibe de la política y los políticos y muestra como en privado montan y desmontan sus estrategias desde el desprecio absoluto por los ciudadanos. Y lo hace desde un realismo bien estructurado, que perfila bien los personajes... Lo mejor es que muestra gente demasiado normal podrida por el sistema y el poder. Un buen final, aunque deprimente, y unos intérpretes voluntariosos entre los que destaca la protagonista, María Luisa Borruel. El teatro se parece aquí demasiado a la realidad y evidencia que la democracia que tenemos es muy débil."
"... La obra, -que en un alarde de temeridad ha sido coproducida por el Centro Dramático Nacional, y estrenada en Madrid, en el María Guerrero, donde se mantuvo un mes en cartel- fue escrita en 2007, adelantándose al posterior aluvión de títulos literarios y cinematográficos que ha arrastrado consigo la actual coyuntura socio-económica... acertadísima Mª Luisa Borruel...documentado retrato de las cañerías de la administración...me resulta de gran maestría como el autor nos muestra de forma natural, el perfil más humano de los personajes. La esposa y madre esforzada que lidia con la enfermedad del marido y con las tropelías ilícitas de un hijo adolescente, el alcalde sencillo y campechano, analfabeto funcional que ha ascendido desde abajo, -interpretado por Quino Díez, que consigue una síntesis graciosísima de varios presidentes, y de algún político de provincias que por aquí resultará muy cercano- el joven idealista que aspira a servir honestamente desde las instituciones… poseedores de una impecable imagen pública, perfectamente podrían pasar por un familiar o un conocido, y a la vez, se revelan capaces de cometer los actos más denigrantes, y de actuar, por mera ambición o simple usura, con un desdés y una bajeza moral más que reprobables."
"...un texto dramático asombroso... esta obra debería ser representada, por ejemplo, en todos los centros educativos, desde los de primaria hasta la universidad –me refiero a los públicos; los chavales de los privados lo saben todo desde la cuna, o no les hace falta saber nada: sus padres les proveerán de todo– para que los chicos se enteren de qué va la cosa, ahorrándose el bochorno de llegar a edad provecta, como nos ha pasado a tantos de mi generación, sin tener ni idea de hasta qué punto han hecho el canelo."